top of page
terapia

¿Identifica lo que sientes?

Enfrentando juntos los desafíos emocionales

Te acompaño a recuperar tu bienestar emocional paso a paso, con herramientas y técnicas concretas y basadas en evidencia.

¿Podría ser ansiedad lo que estás sintiendo?

La ansiedad no siempre se presenta como un ataque repentino; muchas veces aparece de forma silenciosa y persistente. Si últimamente te sientes constantemente preocupado, tienes dificultad para concentrarte, experimentas tensión muscular o molestias en el pecho, podrías estar atravesando un episodio de ansiedad. Otros síntomas comunes incluyen insomnio, palpitaciones, sensación de ahogo o una inquietud constante, incluso sin una causa clara. Reconocer estos signos es el primer paso para recuperar el equilibrio.

ansiedad-removebg-preview2.png
Infante en consultorio

¿Tienes una relación difícil con la comida?

A veces, los problemas con la alimentación no se ven, pero se sienten. Si comer te genera culpa, ansiedad o sensación de pérdida de control, podrías estar enfrentando una relación poco saludable con la comida. Algunos síntomas comunes incluyen:

  • Comer en secreto o sentir vergüenza al hacerlo. 

  • Pensar constantemente en la comida, el peso o el cuerpo. 

  • Usar la comida para lidiar con emociones como el estrés, la tristeza o el aburrimiento. 

  • Saltarte comidas o seguir dietas muy restrictivas para “compensar”. 

  • Sentirte fuera de control al comer, especialmente con ciertos alimentos. 

Reconocer estos signos es el primer paso hacia una relación más sana y equilibrada con la alimentación. No estás solo, y buscar ayuda es un acto de valentía.

¿Y si no es solo cansancio o estar "bajoneado"?

A veces, lo que parece solo una mala racha puede ser algo más profundo. La depresión o distimia (una forma más leve pero persistente de depresión) pueden pasar desapercibidas, especialmente cuando nos acostumbramos a vivir con ese malestar. Algunos síntomas que podrían ser señales de alerta incluyen:

  • Sentirte triste, vacío o irritable la mayor parte del tiempo. 

  • Pérdida de interés en cosas que antes disfrutabas. 

  • Cansancio constante, incluso después de descansar. 

  • Dificultad para concentrarte o tomar decisiones. 

  • Cambios en el apetito o en el sueño (dormir mucho o muy poco). 

  • Sentimientos de inutilidad, culpa o desesperanza. 

  • Sensación de que todo cuesta demasiado esfuerzo. 

Si te sientes identificado, no minimices lo que estás viviendo.

Chica sentada en la ventana
Hombre joven en terapia

¿Tu casa ya no se siente como un lugar seguro?

Las dificultades familiares no siempre se manifiestan con gritos o peleas visibles. A veces, el conflicto se esconde en el silencio o en la tensión constante. Algunos síntomas que podrían indicar que estás atravesando problemas familiares son:

  • Sentir incomodidad o ansiedad al estar en casa. 

  • Evitar conversaciones por miedo a discusiones. 

  • No sentirte escuchado, validado o respetado dentro del entorno familiar. 

  • Cargar con responsabilidades emocionales que no te corresponden. 

  • Presencia de críticas constantes, indiferencia o manipulación emocional. 

  • Dificultad para poner límites sin generar conflicto. 

 

Reconocer que hay un problema es el primer paso para sanar. No estás solo, y es posible construir vínculos más sanos, incluso empezando por ti.

¿Y si el problema no eres tú, sino cómo te hablas a ti mismo?

La baja autoestima no siempre se nota a simple vista, pero puede afectar silenciosamente la forma en que te ves, te tratás y te relacionás con los demás. Algunos signos que podrían indicar que estás luchando con tu autoestima incluyen:

 

  • Criticarte constantemente o sentir que nunca sos suficiente. 

  • Dudar de tus decisiones o necesitar validación externa todo el tiempo. 

  • Compararte con los demás y sentirte "menos". 

  • Sentir culpa por poner límites o priorizarte. 

  • Evitar desafíos por miedo a fracasar. 

  • No reconocer tus logros o minimizar lo que haces bien. 

 

Aprender a valorarte no es fácil, pero es posible. Y aunque cueste al principio, empezar a tratarte con amabilidad puede cambiar profundamente tu vida.

Deprimido
Trabajando en problemas matemáticos

¿Te cuesta estudiar y no sabes por qué?

Las dificultades académicas van más allá de sacar malas notas. A veces, el problema no es la capacidad, sino el cansancio, la presión o la falta de estrategias adecuadas. Algunos síntomas que podrían indicar que estás atravesando un desafío académico son:

 

  • Te cuesta concentrarte o te distraes con facilidad. 

  • Sientes ansiedad, frustración o bloqueo al intentar estudiar. 

  • Procrastinas constantemente. 

  • Tienes miedo al fracaso o evitas tareas por inseguridad. 

  • Sientes que por más que estudies, no rindes como lo esperas. 

  • Piensas que los demás pueden y tú no. 


Con acompañamiento, es posible recuperar la confianza y encontrar un modo de estudiar que funcione para ti.

¿Tu relación te está haciendo sentir más mal que bien?

Todas las parejas atraviesan momentos difíciles, pero cuando el malestar se vuelve constante, es importante prestar atención. A veces, los problemas de pareja no aparecen de golpe, sino que se acumulan en el día a día. Algunos síntomas que pueden indicar que algo no está funcionando son:

 

  • Discusiones frecuentes o comunicación que siempre termina en conflicto. 

  • Sentirte solo/a, incomprendido/a o poco valorado/a dentro de la relación. 

  • Evitar ciertos temas por miedo a la reacción del otro. 

  • Falta de afecto, intimidad o conexión emocional. 

  • Celos, control o desconfianza constantes. 

  • Pensar seguido que estarías mejor sin la relación, pero sentirte atrapado/a.  


El amor sano no debería doler todos los días.

Pareja distanciado
Joven estresado

¿Sientes el cuerpo cargado como si llevaras un peso encima?

El estrés, las preocupaciones diarias o incluso las malas posturas pueden acumularse en el cuerpo sin que te des cuenta. La tensión muscular es una señal clara de que necesitás soltar y relajarte. Algunos síntomas comunes incluyen:

 

  • Dolor o rigidez en cuello, hombros o espalda. 

  • Sensación de nudos o contracturas al mover ciertas zonas. 

  • Dolores de cabeza frecuentes. 

  • Fatiga corporal, incluso sin haber hecho esfuerzo físico. 

  • Dificultad para relajarte o dormir profundamente. 


Un masaje de relajación no es solo un momento de bienestar: es una forma de cuidar tu cuerpo y mente. Escuchar lo que tu cuerpo te está pidiendo también es salud.

bottom of page